los funcionarios de la ciudad, en Tesalónica, acusados de causar trastornos al mundo entero (Hch. 17:6). A Pablo se le tacha de poco convincente en su discurso y que carece del don de la oratoria (10:10); pero pese a estas calificaciones, proclamaba el evangelio, fundaba congregaciones, fortalecía a los creyentes y escribía epístolas que han traído el mensaje de salvación a incontables multitudes alrededor del mundo. Cuando comenta su debilidad física y el poder de Cristo, Pablo dice que, cuando
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